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Andrés Treviño Garza

¿Cuál es el mejor vino?

Muchas veces me preguntan: ¿cuál es el mejor vino? Una pregunta demasiado abierta para alguien a quien le gusta demasiado el vino y para quien sería imposible reducir su respuesta a un solo vino. Pero además, la pregunta no tiene una respuesta viable.



Así como decir que, por ejemplo, una novela literaria es la mejor novela de todos los tiempos es totalmente relativo, lo mismo decir que un vino es el mejor vino es simplemente relativo.


La respuesta casi siempre es la misma: el que te guste a ti.


Otra forma de responder la pregunta es haciendo otras preguntas: ¿en qué situación? ¿Con qué alimentos? ¿Con qué compañía? ¿En qué momento de tu vida...? Si te fijas, vuelve la relatividad. Ningún vino es el mejor vino del mundo per sé. Puedo haber tomado un vino sencillo y barato, como por ejemplo, un Gewürztraminer de Somontano, España, un día que sentía gran alegría y ese día fue el mejor vino del mundo; me llenó de sabores y aromas únicos que empataron perfectamente con lo que estaba sintiendo y viviendo ese momento; me causó un gran impacto favorable. Y sólo costó 6 Euros.


Otro día degustamos una botella de Château Pichon Baron de Pichon Longueville en la vinícola misma, un hermoso castillo del siglo XIX en Burdeos, y nos fascinó. Ese día, ese vino fue el mejor vino para mí. Claro que estamos hablando de un gran vino, con un nivel de complejidad y profundidad únicos, de viñedos de la zona vitivinícola más renombrada de Francia (aunque hay quien podría discutir este punto), que además costó alrededor de 200 Euros y lo estábamos degustando rodeados de todo el encanto de Pichon Longueville. Pero lo hizo especial el momento, el contexto y la experiencia de degustación especial.


En conclusión, sí, el mejor vino es el que te guste a ti y te dé una experiencia de degustación especial en ese momento de tu vida. No importa que sea el más barato de la tienda, el más caro del menú o el más inesperado de la velada. Lo importante es que lo disfrutes al máximo y te dejes llevar por la magia inigualable que es el vino.


 

Escrito por Andrés Treviño Garza, WSET 2.

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